A los diecisiete años ya era conocido por su hermosa y cálida voz, y participaba en programas de Radio Cóndor. En 1950 se unió con dos amigos y se dieron a recorrer los pueblos de Esmeraldas y Manabí cantando en trío. En alguna oportunidad se vio obligado a volver a su oficio de zapatero para sobrevivir. A pesar de los reproches, castigos, lágrimas y ruegos de su madre, no fue capaz de dejar su vida bohemia y parrandera.
Con la grabación de su primer disco, Pobre mi madre querida (1954), en dúo con doña Fresia Saavedra, su nombre comenzó a ser conocido. A éste le siguieron el pasillo Esposa (1955), en dúo con Carlos Rubira Infante. El salto a la fama se dio en 1955 con su valsFatalidad, que fue difundido por todas las radios del Ecuador y por las principales emisoras de otros países. La grabación de esta canción marcó el inicio de su carrera formal y de su reconocimiento. Su consagración internacional llegó con el pasillo Nuestro juramento (1957), momento en que realizó varias giras por América Latina: comenzó un peregrinaje por Ecuador, Colombia, Perú, Argentina, Uruguay y Chile. Al regresar a su país, fue detenido y llevado a cumplir el servicio militar.
Vuelto a la vida civil en 1960, siguió con su carrera, alcanzando actuaciones de hasta cuatro meses consecutivos en el cine Guayas de Guayaquil, con lleno completo. Participó en la película Romance en Ecuador y en otra rodada en Argentina. En 1965 se radicó en Venezuela, desde donde realizó giras triunfales por México, Puerto Rico y toda América Central. Grabó en dúo con Daniel Santos, Alci Acosta y Olimpo Cárdenas.
A su regreso al Ecuador en 1975, cansado, envejecido prematuramente y carcomido por la cirrosis, fue abucheado en una actuación en su ciudad natal porque su voz ya no era la de antes. En los últimos años tenía un programa en Radio Cristal titulado "La hora de J. J.", de cuya propaganda a duras penas sacaba para vivir.
No obstante, cuando Julio Jaramillo murió, el pueblo lo consideraba todavía como el gran cantante, lo cual contribuyó a que en torno a él se tejiera la leyenda. Muerto a la edad de tan sólo cuarenta y tres años, sus restos recibieron una despedida como ningún otro personaje popular ha conocido en Guayaquil, pues se calcula que fueron acompañados por unas 250.000 personas.
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/jaramillo.htm
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